Las estrellas de la noche resplandecen con todo su fulgor en el cielo
orureño, las bandas de música hacen escuchar el bom, bom, bom de los
bombos que a lo lejos se percibe, el ritmo característico de la
diablada.Mientras que a pocos pasos se vislumbra humos de colores
celeste y blanco, petardos, cohetillos, juegos pirotécnicos y una
sensación extraña invade los corazones del público que se prepara con
serpentina y mixtura para recibir a la Diablada Artística Urus que
realiza su paso en el Carnaval de Oruro, para llegar hasta los pies de
la Virgen del Socavón. Con el paso dinámico, salto a salto, se combinan
los trajes multicolores de los diablos, que con la luz de la luna y las
luces de neón de las calles iluminadas, causan un brillo majestuoso. Los
diablos que representan la ira, descargan toda su furia con gritos
infernales.La gente en las calles baila y canta sus canciones, los
aplausos se escuchan y se mezclan con el sonido de las espuelas de los
diablos, mezclándose al unísono, como música para el alma. Es la
Diablada Artística Urus, el tesoro del Carnaval de Oruro, Obra Maestra
del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, que rinde su homenaje
de amor y fe a la Virgen del Socavón, que espera a sus fieles para
darles su bendición.Es así la Corte Infernal celeste que se apodera de
las calles para hacer su peregrinación y que a lo largo de su vida,
tiene una historia que reflejar desde la fundación de la Diablada
Artística Urus, el 30 de marzo de 1960.
De acuerdo a los datos
que se conoce la Diablada Artística Urus nació con 200 integrantes, y el
bloque de diablos con dos filas, una blanca y una celeste.
Entre
la década del 60 al 70, los guías de la diablada era gente antigua y no
eran movibles, además que el que era "macho" subía de puesto, porque
siempre había una pelea y hay hasta ahora, pero con la diferencia que
antes se agarraban a puñetes.
El ingreso de los danzarines a la
institución era en otrora, directamente al bloque de los diablos y como
mínimo hacer un año de danza, y no como ocurre hoy en día, cuando los
danzarines nuevos escogen el bloque que quieren. Asimismo, el diablo que
terminaba de ser guía, pasaba a formar parte del bloque de los
luciferes o capas.
Según el relato del danzarín Rolando Escalera,
el guía de los diablos celestes era don Casto Navía y seguían, Justino
Bernal (P’uti), Ramiro Molina (Chacho), Willy Céspedes, Rodríguez de
origen huanuneño y Rolando Escalera (Barbas); mientras que en la fila
blanca el guía fue don Hugo Camargo, y seguían el hermano del huanuneño,
seguía Carlos Céspedes, Jorge Céspedes, Carlos Martínez, Luis Carpio.
El ángel era Carlos Navía, quien duró en el puesto casi hasta el inicio
de la década del 90.
Entre la década del 60 al 70, ningún
danzarín quería hacerse cargo de la institución, se tenía sólo un
responsable que era Ernesto "Negro" Vergara y los ensayos se realizaban
en las calles Pagador y Montesinos.
En el año 84, don Hugo
Camargo fue el responsable de la diablada; el 85 estuvo a cargo del Cnl.
Víctor Ugarte, quien llevaba la banda de la Policía Departamental para
los ensayos que se realizaban en el Colegio Juan Misael Saracho y apenas
seis personas participaban de dicha actividad.
Uno de los
fundadores de la institución, Rosendo Nina, siempre trabajó de manera
desinteresada por la institución, y pese a los momentos malos que
atravesaba la diablada, nunca la abandonó. Por eso los diablos le
decidieron decir "tío" por la colaboración que realizaba.
En esa
época don Casto Navia, salvó a la diablada cuando era gerente del Banco
Popular del Perú y las veladas se desarrollaban en su domicilio, hasta
financió la participación de algunos danzarines para que no muera la
Diablada Urus. Asimismo, ayudaba y motivaba a los jóvenes de la época
para que participen en la entidad.
El 87 la diablada ingresó en
una decadencia absoluta, que incluso estuvo a un paso de levantar las
manos, debido al factor económico y a la falta de elemento humano que
engrose las filas de la diablada.
"Los músicos eran más que nosotros", dijo el "Barbas".
Algunos
fundadores en el concepto de los danzarines relativamente nuevos, en
esa época se avergonzaban de su diablada, incluso se cambiaron de
conjunto folklórico. Pero, el pequeño grupo de diablos que no pasaban de
las 15 personas, decidieron mantener el propósito firme de quedarse en
la diablada del buzo celeste.
"Cuando entrábamos en el recorrido
en esa época, la gente nos miraba como lo peor, nos decían pobres
diablos; esta diablada debe desaparecer; nos decían por ejemplo, estos
son el aborto de los ‘Quintachos’. La misma ropa era muy descuidada, no
era uniforme", recordó el "Barbas", junto al grupo de diablos con el que
estaba rodeado, como don Félix Villegas, Juan Céspedes y otros.
Al inicio del trabajo del directorio que se hizo cargo de la entidad a
partir de la década del 90, las inscripciones en el conjunto eran
baratas, porque lo que se pretendía era atraer a los danzarines.
Los
diablos consideraron el inicio de la década del 90 como la refundación
de la diablada, por todo el impulso que se puso para hacer surgir la
institución y que a partir de ese momento se adoptarían una serie de
simbolismos, y hechos que a la fecha son muy populares no solo en Oruro,
sino que trascendió más allá de las fronteras.
Una de ellas es
la "carcajadita de diablo" que se adoptó en la Diablada Artística Urus y
que ahora es escuchada en varias entidades folklóricas de esta
especialidad de danza.
Un personaje prominente de la diablada
para varias de las innovaciones que se hicieron en los diablos, fue
Freddy Céspedes (†) quien con su frase: "Hay que hacerlo con ñ’eque
(fuerza)", se hicieron varias transformaciones no solo a la vestimenta,
sino también a la danza.
El único fin de todos esos aspectos fue
para el bien y engrandecimiento de la institución, que se consolidó con
la unión que había en el bloque de los diablos y que era infundido por
Freddy Céspedes, ya que después de su deceso, los "Chantas" decidieron
adoptar la nominación de "La legión de diablos Freddy Céspedes", en
reconocimiento y honor al danzarín que amó la danza la diablada.
Los
"Chantas" hicieron historia a partir de la década del 90, se innovaron
los pasos y coreografías, cuyo precursor fue Freddy Céspedes.
En
1997 fue cuando la uniformidad se apoderó del bloque de los diablos, no
sólo en la ropa de convite, sino también de la vestimenta utilizada en
las entradas del Carnaval, adoptando el buzo de un mismo color, al igual
que las caretas y pañoletas centrales y laterales.
Ese momento
fue como colocar la semilla para que a un futuro no muy lejano, los
réditos sean mayores como se los ve hoy en día, con una entidad
posicionada y convertida en una de las más representativas del Carnaval
de Oruro, pero ese momento, con el surgimiento de los "Chantas", el
proceso se inicio como un aporte a la Obra Maestra sino también
inculcados por esa fe y devoción
En 1998 se da una innovación en
el conjunto folklórico y fue la presentación de las caretas cromadas o
niqueladas que causaron sensación en ese Carnaval. Hecho no muy aceptado
por otro grupo de diablos que se hacían llamar los "internacionales",
quienes aún decidieron mantener las caretas tradicionales y
multicolores.
La idea de esas caretas nace a consecuencia de su
visita al taller de doña Berna, quien exponía caretas niqueladas de
achachi, entonces le plantearon la idea de hacer unas del mismo
material, pero de diablo.
Una anécdota que está guardada en la
memoria de los diablos, es cuando visitaron el taller del caretero René
Flores para hacer una cotización, fue ahí que el artesano les mostró una
de las primeras caretas de diablo y no fue precisamente una máscara o
careta, sino una caretilla de cuero que solo cubría el rostro y no así
la nuca, de ahí es que nace la motivación para tener en el bloque de la
diablada las mascarillas, con una frondosa cabellera negra que cubre la
nuca de los danzarines, ya es una característica del bloque de los
diablos.
Otra innovación que se hizo fue llevar una víbora a la
altura de la bota, para dar la impresión que dicha animal subía por la
pierna. Asimismo, los guantes marcaban la diferencia en relación a otros
grupos de diablos, ya que la idea era tener el guante a "medio dedo",
que ayudaba a deshacerse de los inconvenientes que se tenía cuando la
vestimenta se enganchaba entre un danzarín y otro.
También se
intentó hacer otras creaciones, como el aliento del diablo o implantar
una careta movible para darle movimiento a la boca, sin embargo, por
distintos factores no se concretaron esos hechos, que aún están en el
pensamiento de los diablos antiguos, fundadores de los "Chantas".
El
trabajo de los diablos ha sido motivación para los otros bloques del
conjunto, que año tras año, mejoren los uniformes, se esmeren para
presentar algo nuevo y que es siempre del agrado del público local y
visitante, durante la fastuosa entrada del Carnaval de Oruro.
Un
elemento vital de los "Chantas" fue la constancia, ya que si bien la
promesa para bailar por la Virgen del Socavón es de tres años
consecutivos, muchos de los integrantes multiplicaron esos tres años,
por muchos más, por el cariño a su tierra, devoción a la Virgen del
Socavón, a su Carnaval, a su institución.
MUJER
La
participación de la mujer también fue importante en el bloque de los
diablos y precisamente fue Katty Martínez, la primera mujer diablo,
quien fue compañera de trabajo de Juan Céspedes. Se la invitó a
participar y no solo aceptó, sino que fue parte del directorio de 1990 a
1991.
A partir de ella, se incluyeron otras entre ellas, Victoria Gamarra. A la fecha son seis diablos mujeres que tiene el bloque.
Su
inclusión no significó consideración, ya que cada una de ellas, tuvo
que someterse a las reglas del bloque y con las mismas exigencias que al
de los varones.
La inclusión de la mujer en el grupo de los
diablos fue aplaudida por la sociedad, pero no solo las mujeres se
favorecieron como parte de la institución, sino también personas con
capacidades diferentes, quienes también le rinden su culto a la Virgen
Morena del Socavón.
gracias por el aporte, buen relato
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