sábado, 23 de febrero de 2013

Parte de la historia de la Diablada Artística Urus Los "Chantas"

Las estrellas de la noche resplandecen con todo su fulgor en el cielo orureño, las bandas de música hacen escuchar el bom, bom, bom de los bombos que a lo lejos se percibe, el ritmo característico de la diablada.Mientras que a pocos pasos se vislumbra humos de colores celeste y blanco, petardos, cohetillos, juegos pirotécnicos y una sensación extraña invade los corazones del público que se prepara con serpentina y mixtura para recibir a la Diablada Artística Urus que realiza su paso en el Carnaval de Oruro, para llegar hasta los pies de la Virgen del Socavón. Con el paso dinámico, salto a salto, se combinan los trajes multicolores de los diablos, que con la luz de la luna y las luces de neón de las calles iluminadas, causan un brillo majestuoso. Los diablos que representan la ira, descargan toda su furia con gritos infernales.La gente en las calles baila y canta sus canciones, los aplausos se escuchan y se mezclan con el sonido de las espuelas de los diablos, mezclándose al unísono, como música para el alma. Es la Diablada Artística Urus, el tesoro del Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, que rinde su homenaje de amor y fe a la Virgen del Socavón, que espera a sus fieles para darles su bendición.Es así la Corte Infernal celeste que se apodera de las calles para hacer su peregrinación y que a lo largo de su vida, tiene una historia que reflejar desde la fundación de la Diablada Artística Urus, el 30 de marzo de 1960.

De acuerdo a los datos que se conoce la Diablada Artística Urus nació con 200 integrantes, y el bloque de diablos con dos filas, una blanca y una celeste.

Entre la década del 60 al 70, los guías de la diablada era gente antigua y no eran movibles, además que el que era "macho" subía de puesto, porque siempre había una pelea y hay hasta ahora, pero con la diferencia que antes se agarraban a puñetes.

El ingreso de los danzarines a la institución era en otrora, directamente al bloque de los diablos y como mínimo hacer un año de danza, y no como ocurre hoy en día, cuando los danzarines nuevos escogen el bloque que quieren. Asimismo, el diablo que terminaba de ser guía, pasaba a formar parte del bloque de los luciferes o capas.

Según el relato del danzarín Rolando Escalera, el guía de los diablos celestes era don Casto Navía y seguían, Justino Bernal (P’uti), Ramiro Molina (Chacho), Willy Céspedes, Rodríguez de origen huanuneño y Rolando Escalera (Barbas); mientras que en la fila blanca el guía fue don Hugo Camargo, y seguían el hermano del huanuneño, seguía Carlos Céspedes, Jorge Céspedes, Carlos Martínez, Luis Carpio. El ángel era Carlos Navía, quien duró en el puesto casi hasta el inicio de la década del 90.

Entre la década del 60 al 70, ningún danzarín quería hacerse cargo de la institución, se tenía sólo un responsable que era Ernesto "Negro" Vergara y los ensayos se realizaban en las calles Pagador y Montesinos.

En el año 84, don Hugo Camargo fue el responsable de la diablada; el 85 estuvo a cargo del Cnl. Víctor Ugarte, quien llevaba la banda de la Policía Departamental para los ensayos que se realizaban en el Colegio Juan Misael Saracho y apenas seis personas participaban de dicha actividad.

Uno de los fundadores de la institución, Rosendo Nina, siempre trabajó de manera desinteresada por la institución, y pese a los momentos malos que atravesaba la diablada, nunca la abandonó. Por eso los diablos le decidieron decir "tío" por la colaboración que realizaba.

En esa época don Casto Navia, salvó a la diablada cuando era gerente del Banco Popular del Perú y las veladas se desarrollaban en su domicilio, hasta financió la participación de algunos danzarines para que no muera la Diablada Urus. Asimismo, ayudaba y motivaba a los jóvenes de la época para que participen en la entidad.

El 87 la diablada ingresó en una decadencia absoluta, que incluso estuvo a un paso de levantar las manos, debido al factor económico y a la falta de elemento humano que engrose las filas de la diablada.

"Los músicos eran más que nosotros", dijo el "Barbas".

Algunos fundadores en el concepto de los danzarines relativamente nuevos, en esa época se avergonzaban de su diablada, incluso se cambiaron de conjunto folklórico. Pero, el pequeño grupo de diablos que no pasaban de las 15 personas, decidieron mantener el propósito firme de quedarse en la diablada del buzo celeste.

"Cuando entrábamos en el recorrido en esa época, la gente nos miraba como lo peor, nos decían pobres diablos; esta diablada debe desaparecer; nos decían por ejemplo, estos son el aborto de los ‘Quintachos’. La misma ropa era muy descuidada, no era uniforme", recordó el "Barbas", junto al grupo de diablos con el que estaba rodeado, como don Félix Villegas, Juan Céspedes y otros.



Al inicio del trabajo del directorio que se hizo cargo de la entidad a partir de la década del 90, las inscripciones en el conjunto eran baratas, porque lo que se pretendía era atraer a los danzarines.

Los diablos consideraron el inicio de la década del 90 como la refundación de la diablada, por todo el impulso que se puso para hacer surgir la institución y que a partir de ese momento se adoptarían una serie de simbolismos, y hechos que a la fecha son muy populares no solo en Oruro, sino que trascendió más allá de las fronteras.

Una de ellas es la "carcajadita de diablo" que se adoptó en la Diablada Artística Urus y que ahora es escuchada en varias entidades folklóricas de esta especialidad de danza.

Un personaje prominente de la diablada para varias de las innovaciones que se hicieron en los diablos, fue Freddy Céspedes (†) quien con su frase: "Hay que hacerlo con ñ’eque (fuerza)", se hicieron varias transformaciones no solo a la vestimenta, sino también a la danza.

El único fin de todos esos aspectos fue para el bien y engrandecimiento de la institución, que se consolidó con la unión que había en el bloque de los diablos y que era infundido por Freddy Céspedes, ya que después de su deceso, los "Chantas" decidieron adoptar la nominación de "La legión de diablos Freddy Céspedes", en reconocimiento y honor al danzarín que amó la danza la diablada.

Los "Chantas" hicieron historia a partir de la década del 90, se innovaron los pasos y coreografías, cuyo precursor fue Freddy Céspedes.

En 1997 fue cuando la uniformidad se apoderó del bloque de los diablos, no sólo en la ropa de convite, sino también de la vestimenta utilizada en las entradas del Carnaval, adoptando el buzo de un mismo color, al igual que las caretas y pañoletas centrales y laterales.

Ese momento fue como colocar la semilla para que a un futuro no muy lejano, los réditos sean mayores como se los ve hoy en día, con una entidad posicionada y convertida en una de las más representativas del Carnaval de Oruro, pero ese momento, con el surgimiento de los "Chantas", el proceso se inicio como un aporte a la Obra Maestra sino también inculcados por esa fe y devoción

En 1998 se da una innovación en el conjunto folklórico y fue la presentación de las caretas cromadas o niqueladas que causaron sensación en ese Carnaval. Hecho no muy aceptado por otro grupo de diablos que se hacían llamar los "internacionales", quienes aún decidieron mantener las caretas tradicionales y multicolores.

La idea de esas caretas nace a consecuencia de su visita al taller de doña Berna, quien exponía caretas niqueladas de achachi, entonces le plantearon la idea de hacer unas del mismo material, pero de diablo.

Una anécdota que está guardada en la memoria de los diablos, es cuando visitaron el taller del caretero René Flores para hacer una cotización, fue ahí que el artesano les mostró una de las primeras caretas de diablo y no fue precisamente una máscara o careta, sino una caretilla de cuero que solo cubría el rostro y no así la nuca, de ahí es que nace la motivación para tener en el bloque de la diablada las mascarillas, con una frondosa cabellera negra que cubre la nuca de los danzarines, ya es una característica del bloque de los diablos.

Otra innovación que se hizo fue llevar una víbora a la altura de la bota, para dar la impresión que dicha animal subía por la pierna. Asimismo, los guantes marcaban la diferencia en relación a otros grupos de diablos, ya que la idea era tener el guante a "medio dedo", que ayudaba a deshacerse de los inconvenientes que se tenía cuando la vestimenta se enganchaba entre un danzarín y otro.

También se intentó hacer otras creaciones, como el aliento del diablo o implantar una careta movible para darle movimiento a la boca, sin embargo, por distintos factores no se concretaron esos hechos, que aún están en el pensamiento de los diablos antiguos, fundadores de los "Chantas".

El trabajo de los diablos ha sido motivación para los otros bloques del conjunto, que año tras año, mejoren los uniformes, se esmeren para presentar algo nuevo y que es siempre del agrado del público local y visitante, durante la fastuosa entrada del Carnaval de Oruro.

Un elemento vital de los "Chantas" fue la constancia, ya que si bien la promesa para bailar por la Virgen del Socavón es de tres años consecutivos, muchos de los integrantes multiplicaron esos tres años, por muchos más, por el cariño a su tierra, devoción a la Virgen del Socavón, a su Carnaval, a su institución.



MUJER

La participación de la mujer también fue importante en el bloque de los diablos y precisamente fue Katty Martínez, la primera mujer diablo, quien fue compañera de trabajo de Juan Céspedes. Se la invitó a participar y no solo aceptó, sino que fue parte del directorio de 1990 a 1991.

A partir de ella, se incluyeron otras entre ellas, Victoria Gamarra. A la fecha son seis diablos mujeres que tiene el bloque.

Su inclusión no significó consideración, ya que cada una de ellas, tuvo que someterse a las reglas del bloque y con las mismas exigencias que al de los varones.

La inclusión de la mujer en el grupo de los diablos fue aplaudida por la sociedad, pero no solo las mujeres se favorecieron como parte de la institución, sino también personas con capacidades diferentes, quienes también le rinden su culto a la Virgen Morena del Socavón. 

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