Aunque ambos días son festivos y pertenecen al Carnaval de Oruro, son celebraciones diferentes.
El Sábado de Peregrinación está dedicado a la Virgen del Socavón, los danzarines ofrecen su sacrificio a la santa Madre de Jesús y llegan hasta su Santuario para rendirse a sus pies.
El Domingo de Corso, en cambio, es un día dedicado al desborde de alegría, cuando la gente comparte con sus amigos, los danzarines ch’allan sus caretas, es decir, las adornan con globos y serpentina, algunos se quitan las máscaras y otros se las ponen para participar danzando y compartiendo con el público.
Según datos obtenidos del Proyecto de Acción de Salvaguardia del Carnaval de Oruro (Pasco) el "Sábado de Peregrinación tiene sus orígenes en tiempos de la colonia. Ritual con un contenido eminentemente Católico. Los evangelizadores le dieron el sentido sagrado a la danza, en el afán de extirpar herejías".
Cuando los danzantes llegan a los pies de la Virgen del Socavón en su Santuario reafirman la promesa de bailar tres años consecutivos, ofrecimiento que realizan en el denominado Primer Convite, o primer ensayo de los conjuntos folklóricos.
Los devotos deben pasar frente al altar de la Virgen María en su advocación de la Candelaria, de rodillas, con lo que agradecen y solicitan con humildad los favores de la Mamita del Socavón.
Los danzarines, para la peregrinación estrenan trajes, en cambio en el Domingo de Corso suelen utilizar el traje del día o el del año anterior, además que muchos ya se quitan las máscaras y caretas y, otros adornan sus trajes con globos, serpentina y mixtura o flores.
Esas son las diferencias sustanciales entre ambos días, pero la gente que llega a espectar el Carnaval se deleita con la coreografía, el colorido y la belleza de ambas manifestaciones folklóricas que se desarrollan en las calles de la ciudad de Oruro.
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