El Carnaval de Oruro como producto cultural, tiene como depositaria de su valor patrimonial a la ciudad de Oruro, mereció el reconocimiento con el título universal como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, su legajo histórico está identificado en el proceso de la interculturalidad con el aporte de tres pueblos que, bajo diversas circunstancias contribuyeron a la formación de éste producto patrimonial, sin duda la oralidad fue el instrumento que ha permitido ser expresado hasta nuestros días y la intangibilidad, la simbología contenida en ella, en conjunto representan la cultura tradicional y popular; la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco por sus siglas en inglés) el 18 de mayo del 2001 ha valorado los términos expuestos en el dosier presentado por expertos, investigadores, historiadores, gestores culturales e instituciones que participaron en su elaboración; la declaratoria del Patrimonio de la entidad tutelar requirió de documentos que preserven y generen políticas para la salvaguarda de las prácticas tradicionales y vernaculares del Carnaval de Oruro, el documento es denominado como el "Plan Decenal", la Institución que la ejecutaría se denominaba Fundesco (Fundación para el Desarrollo de la Cultura de Oruro).
Un buen marco para conocer el proceso del logro Patrimonio, el "Plan Decenal" prácticamente ha quedado desactualizado y archivado en los anaqueles del olvido, cruel y contundente petaca construido por los intereses mezquinos y egoístas de algunas autoridades y dirigentes que en su momento tuvieron la oportunidad de poner en marcha las políticas y acciones de salvaguarda del patrimonio, es evidente que la Fundesco funcionó los primeros años a puro aplomo y esfuerzo de personalidades que reclamaban constantemente el aporte institucional, nunca se logró, lastimosamente las instituciones del Estado como la entonces Prefectura del Departamento y Gobierno Municipal no tuvieron la capacidad de identificar y diseñar estrategias para el traslado de fondos de operación; sin embargo es merecido reconocer acciones de la personalidad como Elías Delgado, miembro representante de la Asociación de Periodistas; Rómulo Beltrán, representante de la Empresa Privada, entre otros, sus gestiones hicieron posible tres proyectos: el primero, la propuesta del proyecto del Eje Patrimonial; el segundo, diseño y presentación a la Unesco del Museo del Diablo que luego derivó en el proyecto denominado: Catalogación de las 18 especialidades de danzas del Carnaval de Oruro hecho que generó la formación de un equipo que se denominó el "Plan de Acción" para la Salvaguarda del Carnaval de Oruro (Pasco), cuyo producto presentado al Ministerio de Culturas hace más de seis años no fue difundido pese a ser entregado en 4 tomos; y el último, un Estudio Socio Económico del Carnaval de Oruro, financiado por el Convenio Andrés Bello, manejado discretamente por el Ministerio de Culturas, del cual no se tiene conocimiento; en la visión de la Fundesco estos trabajos merecían ser parte de un financiamiento similar en el cual el Estado Boliviano y la Unesco deberían ir generando recursos para la ejecución de proyectos sostenibles al Patrimonio, este último expresado con mucha preocupación por el Sr. César Moreno entonces Embajador de la Unesco para la Región con sede en Quito, los logros alcanzados individualmente son escasos, resumidos en inquietudes aisladas y que siempre se han chocado con el muro de la indiferencia y la figuración política.
Si algo se ha trabajado es por la organización del Carnaval tanto interviniendo en el recorrido, apoyado férreamente en la Ley 602, en la distribución de los réditos y en la redistribución gentilicia de los mismos, reduciendo el Carnaval de Oruro a una mínima expresión de tiempo y espacio, corriendo el riesgo de ir peligrosamente camino a la "extinción en su contenido", pero no del espectáculo, es decir que los últimos años éste fue el punto que se incidió con mayor profusión; estamos descuidando el patrimonio: la esencia, la simbología, las prácticas rituales, las tradiciones, los tiempos preparatorios, devocionales, la valoración, reconocimiento y documentación de los patrimonios vivos, denominados por la Unesco como los Tesoros Humanos Vivos; el proceso delicadamente labrado, configurado y expresado desde los periodos formativos, coloniales y republicanos, transmitidos prodigiosamente bajo la oralidad por cultores de la danza, la vestimenta, la música, la expresión, la tradición, resumidas en los saberes y haceres, actualmente se "encuentran en serio riesgo"!, la muerte de uno de ellos representa una pérdida de conocimientos y expresiones acumuladas durante generaciones.
En el proceso histórico del Carnaval de Oruro, se observa una apropiación gremial que permite la participación familiar en los conjuntos, su acción ha sido la conservación de las tradiciones y la transmisión de sus prácticas de padres a hijos, éste fue el núcleo vital de pervivencia y connotación más notable, permitiendo instaurar las formas de expresión y construcción identitaria de la ciudad, reconquistando espacios antes restringidos a las festividades nativas y de la plebe; la diversidad cultural tiene como efecto la participación de la mujer en la danza reflejada en los años setenta, los años ochenta, estudios históricos recuperan personajes de la Morenada, la Diablada, Tobas, entre otros conjuntos, la profundización y estudio de la espiritualidad del Carnaval de Oruro de los años noventa recrean el uso de espacios devocionales y rituales; a inicios del nuevo siglo el reconocimiento del Patrimonio, expresado en los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas en complementación con los instrumentos, objetos, artefactos, utensilios, se conviertan en productos culturales valorados de la creatividad humana, hecho desarrollado en nuestro medio; la fragilidad del Patrimonio Cultural Intangible, se ve afectada por el incremento numérico de danzarines de los conjuntos folklóricos, para algunos parece ser un desarrollo, sin embargo para legajo cultural es una ¡amenaza! si no es debidamente controlado, el aumento poblacional de manera desmesurada e impresionante, trae consigo una serie de efectos resueltos eventualmente bajo el criterio de extender la longitud y el ancho de la Ruta, aumentar el número de músicos, generar una valla protectora que divide la danza participativa de la participación espectadora, los conjuntos que se decían grandes con trescientos danzarines ahora sobrepasan fácilmente los mil, ha superado las expectativas de los organizadores del Carnaval de Oruro.
El fenómeno de crecimiento no es igual a desarrollo cuando no se cuenta con mecanismos de administración de las prácticas culturales eficientes, se observan al interior de algunos conjuntos diversos problemas internos de organización, manejo de recursos, administraciones patriarcales, eternos dirigentes y otros traen como efecto el desconocimiento del valor patrimonial, la falta de visión para la preservación del patrimonio inmaterial y la conservación del legajo de los patrimonios vivos, con el lógico desplazamiento de los Custodios del Patrimonio representado en las familias tradicionales, observándose en algunos casos dos estamentos: el dirigencial que opera el poder y manejo del Conjunto y el familiar que lucha en su persistencia de mantener y transmitir sus conocimientos y destrezas culturales.
Se identifican casos que éstos han sido maltratados, desalojados, echados de sus sedes por algunos directivos, sorprendente; en resumen el ¡riesgo! de los conjuntos que están en éste marco van camino a ser sólo participes de la Entrada del Carnaval, se organizan y preparan para el espectáculo dejando de ser practicantes del Carnaval de Oruro, entonces son considerados como eventuales usuarios que utilizan al patrimonio con fines de interés.
Observemos como algunos los espacios de uso se desvirtúan para la realización de las prácticas culturales: El saludo ritual al Alba del Domingo de Carnaval invadido por comerciantes en la venta de alcohol, espacio de inseguridad; el armado de Arcos en la Plaza del Folklore del Lunes de Carnaval invadido por comideras; no existe el espacio para el relato de los Incas y la demostración de la estrella de los diablos; prácticamente ya nadie habla de las demostraciones del Sábado de Tentaciones desplazado por el Corso de Corsos de Cochambamba; del Entierro del Carnaval del Domingo de Tentaciones, tan sólo queda la entrada de Comparsas con otros actores que nos son los que participan en el Carnaval de Oruro, sin lugar a dudas estos espacios ocupados por las familias han desaparecido, las prácticas costumbristas se han reducido, por lo que los Tesoros Humanos Vivos, cultores permanentes de las ricas tradiciones que los gestores culturales permanente recurrimos a sus enseñanzas, cuentos y recordatorios van peligrosamente camino la desaparición y extinción, encontraríamos una diferencia con la Plaza de Jema-el Fna de Marrakech?, sitio donde la Unesco valoró los conceptos de la intangibilidad y las transmisiones orales a manos de los ancianos de la capital de Marruecos, nuestros mayores en nuestro medio están enraizados en las familias que en otrora detestaban las manifestaciones del conjunto folklórico y cuyas prácticas devocionales se identificaban en sus viviendas, calles, sitios rituales, espacios colectivos, es decir en una diversidad de apropiaciones y planos de la lógica cultural, que seguramente los conocemos o aún no los hemos identificado apropiadamente para revalorizarlos.
Este, más que un desafío, es una obligación para la preservación y la salvaguarda de la Cultura Tradicional y Popular del Carnaval de Oruro, es complejo en su contenido, recurramos a las medidas para encaminar y garantizar la viabilidad del patrimonio cultural inmaterial tomando en cuenta la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial aprobado en París el año 2003; que las acciones ante el falseado e imitación al grado de intentar competir con declaraciones y reconocimientos ambiguos sólo satisfacen el afán político de grupo, y la apropiación indebida de nuestro patrimonio por parte de los países vecinos, que nuestras acciones generen el fortalecimiento en base al "Plan de Protección, Salvaguarda y Puesta en Valor de las Tradiciones Populares del Carnaval de Oruro", documento que debe ser diseñado con la participación de los Gestores Culturales, Historiadores, Antropólogos, Practicantes (danzarines), Artesanos del Patrimonio y otros cuyo aporte será significativo para trazar nuevos roles y objetivos para la salvaguarda, protección y desarrollo cultural del Patrimonio Intangible, de ésta forma esteremos dando respuesta para que nuestro legado sea considerado como un producto turístico, este documento debería ser vinculante con las Cartas Autonómicas principalmente Municipales y Departamentales, existen competencias identificadas en la Nueva Constitución Política del Estado así como en la asignación de recursos para su puesta en marcha.
Las prácticas culturales no deben ser parte del manejo caprichoso de dirigentes y políticos de turno, el patrimonio debe manejarse bajo políticas culturales sostenibles a mediano y largo plazo, es decir que el "Plan de Protección, Salvaguarda y Puesta en Valor de las Tradiciones Populares del Carnaval de Oruro", debe generar una planificación decenal bajo acciones evaluativas periódicas, debemos tener la capacidad de diferenciar entre la Organización de la Entrada del Carnaval con la Gestión de Políticas Culturales del Carnaval de Oruro, dos instancias diametralmente distintas, el primero vela la parte temporal organizativa, y la segunda, la más importante, la perdurabilidad del hecho patrimonial, para cuyo efecto deben señalarse caminos para acciones inmediatas que se identifiquen, documenten y cataloguen a los Tesoros Humanos Vivos, la recuperación, liberación y revalorización de los espacios urbanos para las prácticas culturales, elementos que van a permitir la Puesta en Valor de las Tradiciones Populares del Carnaval de Oruro, el Patrimonio Cultural no debe descuidarse, es el elemento principal para la perdurabilidad de nuestra identidad.
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