El brillo del Carnaval, de las fiestas patronales y el de una diversidad de festejos proviene del talento de hábiles artesanos que, generación tras generación, han plasmado en los imponentes trajes de la diablada, el caporal y la morenada una diversidad de diseños ancentrales, multicolores y modernos.
Los bordadores de los talleres de la calle Esteban Arze aprendieron el oficio desde muy jóvenes de los artesanos de Oruro y La Paz, que se establecieron en Cochabamba.
Una de las primeras artesanas que abrió su taller de Bordados Oruro fue su propietaria Miriam Condarco, quien dijo que el oficio se puede aprender en un mes, siempre y cuando, se tenga el deseo y gusto por elaborar prendas, que requieren de un trabajo detallado. Aunque se piensa que esta actividad cobra mayor importancia en Carnaval o en la Festividad de Urkupiña, los artesanos entrevistados coinciden en que el trabajo del bordado está vigente todo el año, puesto que desde mayo comienzan las fiestas religiosas por provincia y localidad.
Desde hace años que los bordados hechos en Cochabamba se comenzaron a exportar a Europa y otros destinos. Los talleres reciben pedidos de bolivianos residentes en España, Italia, Estados Unidos, Francia, Alemania y Argentina.
La tecnología aún es de poca ayuda para confeccionar los trajes folklóricos, salvo algunas prendas donde se combinan máquinas y manualidades, puesto que los detalles no tendrían el mismo efecto sin las manos artesanas. Consuelo Quisbert, propietaria de Artesanías Cochabamba, explicó que cuando recibe pedidos grandes requiere de hasta 30 bordadores y compra los principales materiales de Brasil y China.
Los precios de los bordados listos para aplicar varían desde 30 bolivianos hasta 300, los más complejos. Cuando se trata de un traje completo de fraternidad, con botas y sombrero, como para los caporales el costo es de 1.400 bolivianos, de Achachi Moreno de 700 dólares o Lucífer de la Diablada de 900 dólares, con todos los bordados y detalles.
LAS TENDENCIAS
Para este 2014, se imponen los diseños que tienen materiales que se iluminan en la oscuridad, cintas o telas que le dan mayor impacto a las fraternidades que bailan por la noche en las entradas folklóricas.
Antes se realizaban más diseños planos pero ahora se hace una especie de modelo “sándwich” que intercala lentejuelas, perlas y otras perlas, dando más volumen y efecto de tres dimensiones al diseño del traje.
Si de escoger una imagen se trata, los preferidos son los dragones, serpientes y diablos. Los materiales más solicitados son lentejuelas tornasoladas, “uñetas” o lentejuelas grandes, piedras y perlas.
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