La cita comenzó magistral y majestuosa, como obra maestra de la humanidad que es. Con la intensidad de la música, alegre y contagiosa y miles de danzarines que saltaron, cantaron y bailaron hasta el agotamiento, para rendirle pleitesía a la Virgen del Socavón, Patrona de los Mineros y Reina del Folklore.
El Carnaval de Oruro no es el mismo de antes. Cada vez hay más entusiasmo, más público, mejores vestidos, elegantes trajes de diablos, morenos, caporales, tinkus, tobas, negros, phujllay, potolos, suris, wititis, zampoñeros, cullaguadas y kallawayas. La combinación de colores es increíble.
La música folklórica es contagiante. Atrae a todos y, este año, como en ninguna otra ocasión, se permitió la transmisión directa de la multitudinaria obra maestra por gran parte de los canales de televisión y redes nacionales. Hubo competencia entre todos.
Desde las 7:00 horas, la peregrinación más alegre y musical, se desarrolló con el ingreso triunfal de la Gran Tradicional Auténtica Diablada Oruro, la primera de su género, que tiene más de cien años de existencia; los Incas Hijos del Sol y después la Morenada Zona Norte, las tres instituciones más antiguas.
La Morenada Central Oruro y la Morenada Central, fundada por la Comunidad Cocanis, se disputaron el aplauso de la gente. Las matracas rítmicas y los cantos de miles de morenos, morenas, cholitas elegantemente vestidas, las más bellas mujeres, estaban en la ruta del Carnaval, recibiendo aplausos incesantes.
La alcaldesa, Rossio Pimentel en horas de la mañana dijo que con el apoyo del Gobierno, “se puede tener un diablódromo, es costoso, pero hay que coadyuvar”.
Empero, el espectáculo que fue fijado para la noche quedó cancelado, porque las fraternidades tuvieron que cambiar su ruta y acabar su peregrinación con paso marcial, porque a las 18:00 horas, un accidente calló la música, asustó a los asistentes y enlutó al país todo.
Después de la entrada de los Sambos Caporales el entusiasmo fue apagado con la noticia que una pasarela cayó en plena avenida 6 de Agosto. El susto incluso en los bailarines llevó al caos, nadie casi ya prestó atención al folklore, todos querían saber qué pasó.
Y por respeto a los muertos y heridos, las fraternidades decidieron mostrar sensatez y seguir su ruta, pero ya no mostrando alegría. Era muy difícil tenerla después de la trágica noticia.
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