El 2 de febrero se recuerda el día de la Virgen de la Candelaria, conocida en la ciudad de Oruro, como la Virgen del Socavón, porque de acuerdo a la historia, la imagen fue encontrada en un paraje minero en 1789, aunque existen versiones que la Virgen fue colocada al ingreso de una de las minas del cerro Pie de Gallo en 1595, cuando se descubrió la Villa de San Felipe de Austria.
Fue parte de las leyendas del Nina-Nina y el Chiru-Chiru, ambos malhechores que robaban a los ricos para compartir sus tesoros con los pobres. En el primer caso, fue encontrado en un socavón al lado del cuerpo del Chiru-Chiru; en el segundo caso, Nina-Nina confesó haber sido auxiliado por su protectora, la Virgen Candelaria a quien además le prendía velitas en un paraje abandonado.
A partir de ese momento, los mineros orureños le rindieron pleitesía y junto a ello se efectuaron una serie de tradiciones, como el mini Calvario, que es muy diferente a las Alasitas (comprame) de La Paz.
En Oruro, de acuerdo a la tradición oral se establecieron los artesanos para vender miniaturas de los objetos materiales, casas, autos, títulos, herramientas, entre otros. El feligrés al comprar uno de estos bienes pasa por el Santuario de la Virgen del Socavón para hacer bendecir y con mucha fe al poco tiempo tendrá el bien deseado.
Sin embargo, también se mezclan tradiciones ancestrales como la ch’alla o hacer sahumar el objeto, siempre pidiendo a la Virgen del Socavón. Desde hace más de una década, el pueblo de Oruro cuando asiste al mini Calvario, va a jugar, porque compra dinero de la feria para adquirir comestibles, entre comida, helados, manjares de la gastronomía orureña o refrescos y los bienes materiales en miniatura. Paga con los billetes que sólo por ese día tienen validez.
El día de la Candelaria tiene su realce mayor cuando los fieles y principalmente los danzarines que participan en el Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, le rinden mediante oficios religiosos, el culto a su Patrona.
Luego existe una mezcla de tradiciones como el armado de arcos con plata, donde son bendecidos no solo por el sacerdote, sino también por la Madre Tierra. Se hacen explotar toritos con intenciones de los pasantes y las bandas de música tocan melodías no solo del Carnaval, sino también yaravíes en honor a la Patrona de los orureños, la Virgen del Socavón. Hoy es uno de los encantos de nuestra tierra.
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