Su taller se sitúa en la calle La Paz, entre Rodríguez y Aroma, nos cuenta que este oficio lo heredó de sus papás y ellos de sus abuelos, así es como desde sus antepasados, van aportando al majestuoso Carnaval, con diferentes bordados.
En su taller nos mostró una diversidad de trajes de diferentes danzas, entre ellas tobas, diablada, morenada, caporales, además también confecciona la vestimenta para las imágenes de la Virgen del Socavón que año tras año renuevan los devotos en los conjuntos.
Mencionó que son 54 años que se dedica a esta actividad y pudo ver la evolución de los trajes, tanto en los diseños como en el material, pues antes se usaba otro tipo de material que ahora se cambió por unos más modernos.
Pero, aseveró que se mantiene el origen de las danzas, no se distorsiona los símbolos que lleva cada personaje de los diferentes conjuntos. Enfatizó que el trabajo que se realiza es manual, todo se hace artesanalmente, por ello se debe tener dedicación para obtener un trabajo prolijo, contó que el material fue cambiando, antes por ejemplo el traje del moreno pesaba un quintal y costaba más caro, ahora se usa otros componentes que reducen su peso, también el traje del diablo era lleno de bordados con milán, este material era traído del exterior, de Alemania o Bélgica, se traían piedras preciosas que eran de cristal ahora es más plástico y no tiene mucho brillo.
Señaló que el material fue reduciendo un poco los costos, pero también se renovaron las telas, pues ahora llegan muy finas y lindas.
Argumenta que los trabajos para carnavales se empiezan desde septiembre, pero este año al parecer fue más rápido y no dio tiempo para efectuar algunos trajes, pero se borda contra reloj para entregar los diferentes trajes a los conjuntos.
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