INTRODUCCIÓN
Las manifestaciones y cosmovisión de la cultura Wankarani (1), particularmente en torno a la Serranía Sagrada de Los Urus, proviene desde épocas pretéritas, con hábitat en el extenso territorio que comprendía a partir del lago Titicaca, río Desaguadero y lago Poopó de habla puquina cuyo "taypi" del heartland andino Uru (Capital del mundo Uru), hoy nuestra ciudad, habitada mucho después por los Colla Aymaras, de habla "jaqe aru" luego del expansionismo imperial quechua, formar parte del Tawantinsuyo con el nombre de Collasuyo y, finalmente, en el proceso de conquista y colonización española administrativamente, pertenece al territorio de la Nueva Toledo y dentro de ella la Audiencia de Charcas-Potosí, cuyas manifestaciones intrínsecas culturales y religiosas modelaron el corpus de la cultura popular y tradicional de nuestra nacionalidad.
En el planalto del cerro Pie de Gallo (San Miguel) a partir de los antiquísimos peregrinos "choquelas" con la danza de los "llama-llamas" y/o la danza del "ayllo" realizaban rituales a las Wacas sagradas desde tiempos inmemoriales, y en procesos sincréticos entre la religiosidad vernacular junto al poderoso aparato eclesial español, siglos más tarde en simbiosis intercultural perfeccionan la estética dancística, el cromatismo musical, embellecimiento de los trajes folklóricos para desembocar en el fastuoso Carnaval de Oruro declarado por la Unesco como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
VIRGEN DE LA CANDELARIA EN LA FUNDACIÓN DE ORURO
En España, donde la fiesta de la Candelaria se había establecido en los inicios de la Edad Media, y con mayor fuerza por los marineros al embarcarse hacia América antes de cruzar el Océano Pacífico, en Tenerife de Islas Canarias, existía un santuario dedicado a la Virgen de la Candelaria, popularizado especialmente entre los navegantes muchos de ellos marineros aventureros que la tomaron como a su madre protectora ante el mundo incierto de mar adentro y llegar al Nuevo Mundo con la fe ciega de vencer los riesgos que significaba navegar el extenso océano Atlántico y, llegar sanos y salvos a tierra firme atraídos por la prodigalidad de las tierras fértiles y particularmente por la sed de riqueza minera argentífera de México, Potosí y Oruro dada la psicología metalífera de los conquistadores.
En la Iberia medieval la advocación mariana era polifacética con diferentes atributos y virtudes en torno a la Virgen María, madre del Nazareno que en el caso de la Virgen de la Candelaria significaba la presentación de Jesús en el templo, la Purificación de la Virgen, mediante la presentación de dos tórtolas y/o velas encendidas ante el Altar de Dios, significando la purificación de los pecados, que derivó en la Fiesta de las Candelas. De ahí, las candelas de los fieles en busca de la luz y salvación.
Las tropas de Lorenzo de Almagro, al trasladarse a Chile, fundan Paria, año 1535, primera población española en el Collasuyo donde varios de ellos anoticiados por la existencia de ricas vetas mineras, muy cerca de Oruro, se afincan en ella, y a solicitud del encomendero Lorenzo de Aldana el año de 1559, los frailes Agustinos se dedicaron a la evangelización particularmente de los primitivos habitantes del hinterland Uru-Chipaya como Challacollo, Paria, Toledo y Capinota.
Lorenzo de Aldana, el descubridor de las minas de Oruro, nacido en 1508 en Extremadura, en la ciudad de Cáceres, donde era grande la devoción a la Virgen de la Candelaria, junto a los agustinos difunden y propagan la imagen de la Virgen Morena con fuerte impacto sobre los nativos que incluso Tito Yupanqui tallara, en 1583, la Imagen de la Candelaria para el Santuario de Copacabana, que es la misma que se tiene en Oruro, que por su aparición milagrosa en una bocamina del cerro Pie de Gallo fue llamada Virgen del Socavón, patrona de los mineros mitayos. En tiempos primitivos "Copacawana" fue un ídolo puquina en el lago Titicaca (2), al igual que el cerro San Miguel o Pie Gallo, también existían varias vetas y bocamina con el nombre de "Copacawana". Por tanto, es predecible por el carácter dual andino dicho ídolo acuático existiría en ambos lugares.
Luego se conoció el lugar como la Capilla del Cerro, Capilla de Nuestra Señora de Copacabana, o Virgen de la Candelaria y finalmente con el nombre el Socavón de la Virgen o Virgen del Socavón. El primer nombre español de Oruro de la Villa de San Miguel Arcángel, guardián de la Virgen María, y luego la fundación oficial el 1º de noviembre del año 1606 con el nombre de Real Villa de San Felipe de Austria sobre la antiquísima "ciudadela y centro ceremonial Uru sitio sobre las argentíferas faldas del cerro Tata Kollu o Kara Collo, junto a antiguas sepulturas o phirapis (antiguos sarcófagos)".pero subsistió su nombre original de Uru Uru, Jururu, Oruro.
PACHAMAMA VERSUS VIRGEN DE LA CANDELARIA
La antigua festividad del ITO se transforma y se subsume bajo rituales cristianos, por tanto "el 2 de febrero se convierte en la Fiesta de la Virgen de la Candelaria y se celebra el "Carnaval" tres días antes del inicio de la Cuaresma. Mientras los españoles y criollos celebraban las "Carnestolendas", y los indígenas, de manera marginal y clandestina, pero latente, celebraban sus rituales ancestrales. Los sacrificios de llamas, son reemplazados con la celebración del sacrificio de la misa cristiana y el yatiri por el sacerdote y la "Pachamama" por la Virgen de la Candelaria.
La viabilización de las manifestaciones culturales "producto del entroncamiento de ritualizaciones etno-andinas del hombre uru, aymara quechuas y las festividades traídas por los españoles desde la lejana y gloriosa Santiago de Compostela fue la máscara y sombra del hombre andino, es decir, el indígena persistió con sus prácticas vernaculares, entre ellas las danzas etnológicas, los segmentos urbanizados artesanos mitayos mineros), sometidos a la mita toledana, coparticipaban en las fiestas devocionales o carnavaleras con finalidades diversas: rendir pleitesía a sus santos patronos deidades mítico uránicas del mundo andino, así como para explanar sus ansias de liberación, de mofa satírica por medio de la danza hacia la aristocracia criolla española. El fenómeno contestatario tuvo mayor relevancia en los epicentros e explotación minera y obrajera. En ese contexto se manifiestan a través de las danzas folklóricas del Carnaval de Oruro. (3) con emblemáticas danzas folklóricas de la diablada, morenada, cullawadas, llamerada, tinkus, tundiquis, incas, tobas, etc.
FIESTA Y REBELIÓN DE 1781
Un hecho significativo para los orureños es el fasto heroico de la revolución del 10 de Febrero de 1781, levantamiento popular contra la explotación inmisericorde, los abusos y opresión de los peninsulares donde intervienen criollos, mestizos e indígenas encabezados por los hermanos Jacinto y Juan de Dios Rodríguez, Sebastián Pagador, Clemente Menacho, María Quiroz, y muchos otros patriotas, radicalizado por los indígenas orureños como Lope Chungara, Santos Mamani, etc., que vinieron en multitudes de las comunidades originarias hacia la Villa de Oruro en busca de justicia y redención social.
En el proceso de la lucha indígena surgen antinomias entre quienes se rebelan contra los cánones políticos y religiosos de los españoles vía destrucción de cualesquier vestigio opresor, es decir, la reimplantación de sus Wacas sagradas, a través del renacimiento del "Taqi Onkoy", movimiento milenarista que provenía del Cusco e imponer su propio gobierno de carácter comunal (4) pero, también, entre los insurrectos pretendían respetar los cánones religiosos españoles. Max Harris, sobre esta situación histórica expone:
"Durante el virreinato, rebelión de Túpac Amaru II, Oruro experimentó una breve pero sangrienta revolución. Durante la noche del sábado 10 de febrero de 1781, la mayoría criolla atacó a la minoría gobernante conformada por chapetones o descendientes directos de españoles nacidos en el Cono Sur. Con la llegada del ejército indígena, los criollos formaron una alianza, el 15 de febrero, un mensajero llegó desde el Cuzco a Oruro con órdenes de Túpac Amaru II. Él había instruido a su ejército respetar a las iglesias y al clérigo, no hacer daño a los criollos, y sólo procesar a los chapetones. Aseguró también la victoria al entrar a La Paz "por carnestolendas", la ocupación indígena de Oruro se había comenzado a retirar dejando cientos de muertos. Pero durante marzo y abril ellos lanzaron más ataques a la ciudad pero esta vez en contra de los criollos y los españoles restantes quienes unificaron fuerzas para repelerlos, colocando la ocupación de Oruro exactamente entre la fiesta de la Candelaria y carnaval,…" (5).
Si bien, se puede encontrar contradicciones en precisar las fechas, sin embargo, coinciden en que rebelión y Carnaval eran significativos en los movimientos indígenas a partir del caudillo Túpac Amaru en el Cuzco, Tomás Catari de Chayanta y Túpac Catari del altiplano aymara-colla que enarbolaron las banderas de redención social vía exterminación de los llamados chapetones y criollos, e imponer un gobierno propio a la usanza incaica.
En coincidencia con Harris, Zenobio Calisaya es mucho más enfático relacionar entre la festividad de la Candelaria con el carnaval ,ya que " buena parte de las comunidades indígenas aledañas a Oruro estaban en apronte de guerra ya que "Ascencio Cayoja, indio principal del Ayllo Chariri del pueblo de Toledo, preso en la cárcel de Oruro, por orden de Don Manuel Chuquimia, juez comisionado por la Real Audiencia que dispuso indicar lo que realmente habría acontecido con ocasión de la sublevación de los indios de Oruro, declara que los hechos dieron inicio, el día 2 de febrero de este año de 1781, en circunstancias en que la iglesia celebraba la purificación de la Virgen". (5) s.e.n.
DECLARACIONES REVELADORAS DESPUÉS DE LA
INSURRECCIÓN FEBRERINA
Luego del advenimiento de la contrarrevolución y aparente pacificación del altiplano altoperuano los cabecillas de la insurrección del 10 de febrero de 1781, fueron perseguidos y tomados presos para sufrir con absoluta crueldad los rigores de la venganza de la corona imperial, luego de procesos y cárcel en Buenos Aires sin sentencia por muchos años. En ese marco resulta reveladora las declaraciones de los testigos en el proceso de judicial que se llevó a cabo el año de 1783, como anota el historiador Fernando Cajías de la Vega: "Nuevamente Urrutia inició una sumaria para esclarecer lo sucedido, para el efecto tomo declaraciones de varios testigos Juan Joseph de Goitia, natural de Buenos Aires y residente en Oruro, que dio la siguiente versión: "El Lunes de carnestolendas, por la noche, estando en el balcón de la casa en que vive el señor Corregidor, con otros varios, vio que llegó la misma esquina un baile de bastante número de gente que al parecer pasarían de cien almas y oyó que, entre otros versos provocativos que cantaron, uno de ellos fue el decir que los orureños eran de corazones muy nobles que no pretendían hacer traición en ningún tiempo. En vista de esto salió el declarante con dicho señor corregidor y algunos soldados de la Compañía de Chichas, con el fin de observar en que paraba tan sospechoso baile; habiendo llegado a la plaza del regocijo, encontró un numero al parecer de 300 almas en vista de ello y en que querían entrar a la plaza mayor (donde se hallaba montada la artillería), el Corregidor se opuso ordenando que se retirasen, que de lo contrario mandaría que se hiciese juego. Se mandó prender al que tenía la bandera, con lo que se aprestaron al correr con bastante gritería y algazara; entre la gritería apareció el declarante tocar dos o tres veces una corneta, este instrumento es del que se valen para convocar. Separada la turba, siguieron el declarante y otros de ronda con el corregidor; a cosa de las doce y treinta de la noche, encontró a segunda vez, en la calle de la viñatería la misma turba multa de cholos, en mayor número, pues se hallan al parecer en número de 500 o 600, con lo que volvió a percibirlos el Corregidor con amenaza de juego; así se retiraron en el resto de la noche ya no se observó cosa alguna".
"Al día siguiente fue el declarante de visita a la casa de Carmen Toledo, quien le dijo que había oído decir que esa noche entraban los indios de la ranchería; lo mismo que oyó cantar en la expresada noche de algunos bailes que andaban por las calles, versos que no tiene presente su contexto, pero sí que eran dirigidos a la sedición." (6) Los panfletos llamados "pasquines" junto a los versos dirigidos a la sedición fueron valiosos instrumentos de motivación para las insurrecciones en este periodo.
En ese marco, resulta sugerente que los hechos de lucha y rebelión colonial se conjugaban con la fiestas religiosas como lo acontecido, posteriormente, el 16 de julio de 1809 en la fiesta de Nuestra Señora del Carmen en la ciudad de La Paz, a la cabeza de Pedro Domingo Murillo, que murió en el cadalso junto a otros próceres paceños.
¿DUALIDAD MARIANA EN LA REVOLUCIÓN DEL 10
DE FEBRERO?
La casta señorial peninsular, junto con el criollaje y mestizos de la Villa de Oruro se tradujo en exclusividad de Iglesias para la clase hegemónica como los templos de la Merced, Santo Domingo, San Agustín, San Francisco, la Vicaria o Iglesia Parroquial, y otras mientras que para los mitayos mineros e indígenas originarios y avecindados asentados en zonas periurbanas se erigieron la Iglesia San Miguel de la Ranchería y, paralelamente una ermita en el socavón minero del Cerro Pie de Gallo.
En el sitio, junto a una Waca sagrada Uru, aparece la pintura de la Virgen de la Candelaria sobre yeso en muro de adobe sobre cuyo fresco de la imagen se erige una ermita, es decir, un adoratorio humilde, guarida del famosos bandido Anselmo Belarmino, que robaba a los ricos para favorecer a los pobres, luego, frecuentada por los mineros mitayos, sobre cuyo pequeño altar con el correr del tiempo congregó a cientos de promesantes y la ermita convertirse en Iglesia y luego en Santuario núcleo vital del famoso Carnaval de Oruro.
Harris, considera que con este trasfondo de la leyenda "la Virgen del Socavón apareció favoreciendo a la rebelión ya que los indígenas veneraban a la Virgen de la Candelaria, mientras que los chapetones solían venerar a la Virgen del Rosario. Según las creencias de los revolucionarios, la Virgen del Socavón habría tolerado a las deidades indígenas o "demonios" y, la celebración de la Candelaria para carnaval y habrían añadido a los dioses indígenas, enmascarados como diablos cristianos, a las festividades" (7).
Interpretando dichas visiones subsumen la concepción de una dualidad mariana entre la protectora de los mineros mitayos e indígenas traducida en la Virgen de la Candelaria o del Socavón y por otra, la Virgen del Rosario de la aristocracia española. Robins, también en esa línea admite que dentro de dicha sociedad excluyente y bajo el fermento de la insurrección del 10 de Febrero de 1781," muchos confesarían más tarde que buscaban convertir el pueblo en cenizas y atacar incluso con las mujeres. Planteaban igualmente matar a los sacerdotes y enviar sus cabezas a Túpac Amaru a quien "esperaban" y tenían como su rey. Otros esperaban "cortarle la cabeza", a la imagen de nuestra Señora del Rosario en la iglesia Santo Domingo" (8).
Finalizamos indicando que "revolución y carnaval" son antinomias de la dualidad andina, como el día y la noche, hombre y mujer, sol y luna, es decir, contrarios que se definen en un "tinku" (encuentro) en busca del "kuti", es decir, regresar al mundo idílico buscando un mundo mejor sin opresores ni oprimidos bajo el manto protector de la Virgen Morena de la Candelaria o del Socavón.
NOTAS
(1) CONDARCO M. Ramiro: Familia de Urus, Chipayas, Muratos, Capillus, Itus, Uslas, asentados en el eje fluvio lacustre del Lago Titicaca, Río Desaguadero y Lago Poopó.
(2) Teresa Gisbert enmarcó a "Capacawana", deidad acuática prehispánica humaniforme que fue arrojada al Lago por los extirpadores de idolatrías y construir en el sitio el Santuario de Nuestra Señora de Copacabana.
(3) REVOLLO F. Antonio, "La Virgen del Socavón y su Carnaval", Edit., Cedipas, 1999, pág. 115.
(4) Taky onkoy, movimiento milenarista de retorno al incario destruyendo todo vestigio religioso católico que inicia en el Cuzco que se expande en el Collasuyo.
(5) HARRIS Max, www. Htm.harris /groningen
(6) CALIZAYA Zenobio, "Oruro en la guerra de la independencia". Edit. Zofro. 2010, pág. 69.
(7) CAJÍAS DE LA VEGA Fernando, Oruro 1781: Sublevación de Indios y Rebelión Criolla, Edit., Instituto de Estudios Bolivianos", UMSA, La Paz-Bolivia, 2004, págs., 1057 y sgtes.
(8) Ibid, al 7.
(9) ROBINS Nicholas "El Mesianismo y la semiótica Indígena en el Alto Perú. Edith Hisbol, pág. 78.
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