Hace una semana y días, el pueblo iquiqueño fue testigo al presenciar uno de los tesoros más grandes que tiene el mundo, el Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
Obviamente fue sólo una pequeña muestra representada en tres conjuntos folklóricos de los 52 que participan en honor a la Virgen del Socavón en la alta tierra de los Urus, la Fraternidad Morenada Central Oruro, la Cullaguada Terribles Quirquinchos y el Conjunto Autóctono Wititis, cuyos integrantes se ausentaron a esa ciudad chilena a invitación del alcalde municipal de Iquique, Jorge Soria Quiroga.
El objetivo era participar en el Carnaval Andino de la Integración 2016, organizado por el gobierno edil de esa ciudad. Dos detalles que se deben conocer.
El primero, el alcalde Soria es un ser humano enamorado de Oruro, de su cultura, de su desarrollo, porque desde hace casi medio siglo estuvo siempre con la premisa de unir Iquique con Oruro, para consolidar un corredor por el corazón mismo de la América morena.
No por nada, cuando se le habla de Oruro recuerda con nostalgia momentos inolvidables, como la caravana que organizó en el siglo pasado junto al entonces alcalde de la Capital del Folklore de Bolivia, Enrique Miralles Bonnecarrere desde Iquique. Su mente está tan arraigada en los Urus, que en su despacho, en una de las paredes está la imagen de la Virgen del Socavón.
El segundo elemento, y lo consideramos como fundamental, es el de sentar soberanía de nuestras danzas en el exterior, fuere donde fuere. Algo más o menos como hicieron los mexicanos con su mariachi. Ellos están en todo el mundo representados por gente que no precisamente es de ese país, pero todos saben que el mariachi es de México.
En el caso de Oruro, debemos abrir nuestra mente y hacer que nuestra cultura se extienda más allá de nuestras fronteras, pero eso sí, no para que la roben o plagien. Por ejemplo, cuando una diablada se baile en la China se diga: "La diablada es de Oruro-Bolivia".
LA INVITACIÓN
La Asociación de Conjuntos del Folklore de Oruro (ACFO) recibió la invitación y los tres conjuntos fueron designados para esta participación. Si bien el costo de traslado es elevado, un pedacito del Carnaval de Oruro, estuvo presente allí para mostrar su majestuosidad y sentar una vez más como precedente que todas estas danzas le pertenecen a los bolivianos, situación que es reconocida en el vecino país.
Las delegaciones se ausentaron durante los primeros minutos del jueves 18 de febrero. La Fraternidad Morenada Central Oruro fue una de las delegaciones más numerosas, porque no sólo llevó a sus danzarines, sino también a la Banda Espectacular Bolivia. Los Wititis viajaron con su conjunto autóctono y los Terribles Quirquinchos se fueron sin una banda de música, pero allí les esperaba una para su presencia durante la entrada del viernes 19 de febrero.
Los tres conjuntos llegaron a Iquique la tarde de ese jueves y fueron alojados en el Colegio Bicentenario Santa María. Se intentó dar todas las comodidades para que los bolivianos tengan una buena estadía y fue uno de los objetivos que cumplió el municipio de Iquique.
FIESTA
Esa noche pasó algo extraño, ya que pese al cansancio del viaje, se armó una fiesta en ese establecimiento. Los músicos de la Banda Espectacular Bolivia y del grupo Sonk´o Wayras se encargaron de brindar el "marco" musical para el deleite de los extranjeros en Chile.
Morenadas, diabladas, cullaguadas, entre otros ritmos se bailaron a esa hora, momento emotivo que culminó con la interpretación de la inspiración de Apolinar Camacho Orellana "Viva Mi Patria Bolivia". No quepa duda que es un sentir distinto bailar esa cueca en territorio chileno, el corazón se estrujó sin remedio de la emoción.
Al día siguiente por la tarde, el alcalde Soria visitó las instalaciones del colegio para dar la bienvenida a las delegaciones orureñas. Se armó un acto improvisado en el patio donde los bolivianos le brindaron muestras de cariño a la autoridad edil.
Le obsequiaron desde afiches, poleras, hasta discos compactos, sin embargo, el recuerdo más grato que se le entregó a la autoridad, fue una réplica del monumento de la Virgen del Socavón que se encuentra en el cerro Santa Bárbara. Aquella iniciativa fue de la Morenada Central encabezada por su presidente, Gary Condori.
Posteriormente, el alcalde compartió sus experiencias y contó algunas anécdotas de su vínculo con Oruro a las nuevas generaciones que estaban presentes en ese momento.
Su visita duró más de media hora y con ello crecía la expectativa de la presencia boliviana en la entrada de esa ciudad. No por nada, en la calle la gente preguntaba a qué hora ingresarían los bolivianos al Carnaval Andino.
LA ENTRADA
La ruta no era muy larga, cinco cuadras de una avenida junto al mar, establecidas para la ocasión. En el sector hacia la playa se armaron graderías mientras que al otro lado, se protegió el lugar con cuerdas y vallas, principalmente en el sector del palco oficial. En el sector de los postes de luz se armaron con luces, alegorías representadas con pintorescos diablos.
La entrada estaba programada para las 20:00 horas de Chile, pero se inició una hora y media después. En el ingreso mismo, se hizo un ritual en la que participó una autoridad originaria de Iquique junto al alcalde Soria, su esposa y otras autoridades de ese municipio.
Posteriormente, luego de pedir permiso y dar las gracias a la Pachamama, ingresaron encabezando la entrada acompañados por una banda de música que tocaba melodías alegres.
El primer conjunto orureño en ingresar fue el de los Wititis. Lo hicieron con todo el entusiasmo y energía que les caracteriza, cantando a voz en cuello melodías tradicionales que son interpretadas en el Carnaval de Oruro. Fue un momento inolvidable ya que a tan sola presencia se robaron la atención de todo el público que no pudo evitar contagiarse con su ritmo.
Cámaras filmadoras, celulares, cámaras fotográficas registraban su paso y los asistentes parecían hipnotizados al ver tamaña expresión.
Se escucharon aplausos a su ingreso. Al llegar al palco oficial, invitaron al alcalde Soria a bailar por un par de minutos esas melodías alegres del Carnaval orureño. Posteriormente siguieron su paso hasta su desconcentración.
Más tarde lo hizo la Fraternidad Morenada Central Oruro. Ya en el punto de partida, muchos civiles se reunieron para observar a la Banda Espectacular Bolivia que tocó un par de melodías antes de partir y como no podía ser de otra manera la cueca: "Viva Mi Patria Bolivia".
Luego se acomodaron para participar en la entrada. Antes de ello, los dirigentes de la ACFO se encargaron de repartir afiches del Carnaval de Oruro a los asistentes, quienes elogiaron las gráficas que estaban en esos minimedios.
Un detalle que debe ser mencionado, es que al ingreso de cada conjunto de la ACFO, la Tricolor Nacional y la Bandera de Oruro estuvieron a la cabeza, además de un pasacalle que decía: "Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad" y luego estaba el nombre del conjunto.
Asimismo, los danzarines orureños estuvieron identificados con los colores de la bandera boliviana, el Rojo, el Amarillo y el Verde.
Al ingreso de la morenada comenzaron a llover los flashes, como estrellas fugaces que se esparcían por el firmamento. La elegancia de los trajes fue admirada de principio a fin, emitiendo una serie de comentarios que elogiaban el trabajo de los artesanos orureños.
Además que la indumentaria brillaba e iluminaba la noche iquiqueña, se entremezclaba en el firmamento con las melodías tradicionales de la Morenada Central, cuyas letras eran cantadas por sus integrantes, contagiando a propios y extraños ese ambiente de fiesta, además de dejar el precedente que el Carnaval de Oruro regalaba a los extranjeros un poco de su magia y majestuosidad.
Los danzantes llegaron al palco oficial donde hicieron una breve pausa. Los músicos de la banda boliviana, uniformados con los colores de la Tricolor, hicieron una pequeña presentación que originó la ovación del público.
Luego, los danzarines hicieron su parte, sacaron al alcalde Soria de su lugar, para hipnotizarlo con la bella sonrisa de una figura, transmitir hasta sus pies y alma esa energía boliviana que fue correspondida con mucho respeto.
Tras esos momentos, ingresó la morenada. Hizo de las suyas robándose el cariño de los extraños y emocionando hasta el extremo el ser de los nacionales, que calificaron el hecho como un atentado a los sentimientos más sensibles del espíritu. El corazón se estrujó, el sentimiento afloró y el llanto se hizo presente confundiéndose con el sudor que salía a consecuencia del intenso calor, pese a la hora avanzada de la noche.
Se despidieron en medio de aplausos, fotografías y la admiración de los locales. El sonido de la banda de música era distinto al que se había escuchado hasta ese momento.
Finalmente, hizo presencia la Cullaguada Terribles Quirquinchos. Tal como ocurrió con los conjuntos anteriores, primó la energía y el orgullo de representar a Bolivia, al Carnaval de Oruro mediante la danza que se apoderó de las calles y de sus habitantes, quienes en algunos casos trataron de imitar los pasos de los danzantes alegres.
Si bien la música no era la más adecuada, el entusiasmo y la calidad de la danza se impuso para decir que en Oruro, se baila con el corazón y con mucha pasión.
Los trajes de lujo, los pasos mágicos y las sonrisas de las bellas señoritas enamoraron en un segundo. La simpleza en la ejecución de la cullaguada logró el reconocimiento del público,
que no salía del asombro al ver semejante manifestación de colorido.
Con la presencia de los tres conjuntos folklóricos se demostró una vez más que el Carnaval de Oruro es único y no hay ni habrá otro similar en el mundo, así exista el empeño de plagiar o tratar de imitar lo que en esencia se lleva en el alma de los orureños.
No faltaron chilenos que agradecieron a los bolivianos por compartir su cultura con ellos y por supuesto, escuchar sus intenciones: "Al año estaremos en el Carnaval de Oruro", "¿Cuándo podemos ver esta manifestación en su ciudad?" y otro tipo de curiosidades que salían desde las mentes más inocentes.
Los orureños desde el principio expresaron su orgullo de ser bolivianos y brindar en el país vecino, una pequeña muestra de lo que se atesora en la alta tierra de los Urus.
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