El Mini Calvario, que se efectuó ayer en esta ciudad, hizo disfrutar de las miniaturas a miles de personas que acudieron a la zona del Socavón, donde se pudo hacer incluso transacciones económicas con billetes verdaderos por otros de miniatura.
El secretario municipal de Cultura, Fabrizio Cazorla, dijo que se trata de una sola jornada del Mini Calvario, con el objetivo de “recuperar una tradición que se estaba perdiendo con el paso del tiempo y que tiene una característica diferente a la que existe en otras partes del país”.
Explicó que las personas “ingresan al Socavón con billetes verdaderos, cambian sus billetes por miniaturas y estas miniaturas permiten comprar cualquier objeto que se encuentra catalogado entre los artesanos de la ciudad que se reúnen para compartir toda clase de objetos”.
No solamente existen miniaturas artesanales, sino también alimentos y bebidas de toda clase, como el Charquecan, pero en pequeños platillos; sándwich en panecillos, refrescos en vasos de miniatura, picante de pollo en un platillo que cabe en la mano y a tres bolivianos.
La zona del Socavón estuvo lleno, como si fuera un día feriado. Al acontecimiento, también acuden estudiantes que, después de salir del colegio o de la escuela, se fueron a pasear por ese lugar, para admirar las artesanías de yeso y madera y/o jugar con los billetes pequeños.
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