Ingresa a la entrada con aire de fiesta, las trenzas con cintas, silueta marcada, con la hermosa blusa que acorde a la usanza, lleva guantes largos con cuentas colgantes, piedras rutilantes, recordando lluvias que trae la Madre. La pollera corta deja ver los muslos, hasta los que llegan las botas bordadas. Es la china, la morena, la sensual doncella de la morenada.
Ella baila suave, cadenciosamente, su vista genera miradas prohibidas, elogios sin fin. La musa consciente, responde a la gente con una sonrisa, descubre con gracia, sus dientes, sus labios, sus ojos que brillan, sus años radiantes.
No es sencillo atuendo el de la danzante que presenta ofrenda a la Virgen Minera, la de Candelaria. Sombrero inclinado con feroz moreno, lo escoltan erguidas tres hermosas plumas; enormes zarcillos, bailan al compás de notas que embriagan al ritmo constante de la morenada.
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