A pocos días de los que será del Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, los artesanos de la calle La Paz ponen los últimos detalles en sus diseños, pero siempre cuidadosos a que no se distorsione la esencia de las danzas, aspecto que a veces es transgredido escudado en la modernización de la sociedad.
En este sentido, los artesanos orureños son siempre defensores de la originalidad y la verdadera esencia del folklore boliviano, eso no significa que con el transcurso de los años, los trajes no tuvieron algunas modificaciones, pero en el caso de la Capital del Folklore es muy respetuosa en las tradiciones.
La ex presidenta de la Asociación de Bordadores en Arte Nativo (ABAN), Ana María Zuna Flores, dueña del taller de Bordados "Juanita", explica que si bien los trajes pueden ser elaborados por cualquier persona, al no confiar en las manos expertas de los artesanos orureños, se corre el riesgo de distorsionar los trajes.
"Nosotros no distorsionamos, claro que ahora hay más colorido porque tenemos que modernizar los trajes, pero somos muy cuidadosos en no distorsionar, no como otros van distorsionando, como pasa con las modistas, por eso siempre he dicho ´zapatero a sus zapatos´, nosotros hemos nacido artesanos y tenemos unas manos maravillosas para hacer este arte, tratan de imitarnos pero eso es imposible", remarcó Zuna.
Como pasa en su taller, que en su mayoría se encarga de la elaboración de trajes de tobas, una gran parte de los jóvenes y señoritas prefieren confeccionar sus propios trajes, pero siempre están tras los consejos de la señora Ana María Zuna, porque saben que no se debe distorsionar nuestro folklore.
Actualmente elaboran trajes de tobas, pero los mismos no están a la venta, se realiza el alquiler de los mismos a precios que oscilan entre los 150 a 300 bolivianos, dependiendo del diseño.
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