• Por: Ramiro Martín Luján Chávez
El autor propone promover el Carnaval de Oruro como una marca
Nos hayamos dado cuenta o no, tenemos una marca, deseada por muchos y muy poco explotada, pero marca al fin; ¿cuál es la razón que nos hace suponer tal cosa?, pues no tenemos una materia prima (commodity), sino un producto que es difícil de sustituir, es muy fácil de diferenciar. No conocemos mucho acerca de los encargados de administrarla, no sabemos de su formación profesional y la única certeza que tenemos es que la forma en cómo se desarrolla cada versión del Carnaval de Oruro depende mucho de la suerte, de bastantes hechos aleatorios y, probablemente, de la bendición de la Virgen del Socavón. Eso no resulta muy alentador cuando de lo que se trata es de intentar colocar el evento en el calendario mundial y de atraer turistas con un mayor nivel de gasto, sino de lujo. Los administradores de la marca deberían ser capaces de controlar la presentación de la identidad que representa, trabajar en la elaboración de los mensajes y la promesa que significa la marca para los consumidores y, lo que es más importante en nuestro caso, la protección de la identidad contra los que se aprovechan, la usan de mala forma o la tratan de plagiar.
Vivimos en un mundo altamente competitivo y del que no pueden sustraerse incluso las manifestaciones religiosas, aunque no pareciera que estamos conscientes de ello; esto significa que debemos trabajar más fuertemente para atraer a los ocasionales visitantes, además de inversión y oportunidades de negocios. Debemos enfocarnos, en principio, en nuestras fortalezas, sin perder de vista aquello que hace al Carnaval de Oruro como algo único y auténtico teniendo en claro quiénes somos y qué hacemos mejor. Desarrollar una estrategia de marca para identificar al Carnaval como un atractivo superior, debe ser algo que nos importe e inspire a todos ya que tenemos un rol en el éxito económico, social y, más importante en este caso, cultural de nuestro Carnaval. La marca también nos debe ayudar a comprender qué hace tan especial la actividad y cómo podemos emplear ese conocimiento en nuestro beneficio. Al mejorar nuestra imagen y ayudar a nuestra economía mientras conservamos nuestra identidad, lograremos múltiples beneficios de variada índole.
El primer paso para desarrollar una marca es transformar un mensaje complejo en una comunicación clara y simple. Que estemos conscientes de toda la historia y mitología que rodean al Carnaval no quiere decir que el resto del mundo lo sepa, no si no realizamos los esfuerzos para que así sea; entonces, el primer reto consiste en traducir todo ese conocimiento en forma sencilla y atractiva. El desarrollar la Marca Carnaval implica un compromiso que puede generar temor debido al riesgo de perder una supuesta reputación lograda en siglos de herencia cultural; sin embargo, tal como funciona el mundo y lo agresivo de las políticas empleadas para "vender" otras festividades o apropiarse de la nuestra, no nos deja otra alternativa sino la de competir; en este sentido, el desarrollo de la marca se ha convertido en una obligación dejando de ser una alternativa.
Los acontecimientos también tienen la necesidad de ser diferenciados de otros que pretenden ser similares o mostrados como tales, para reafirmar su carácter de individualidad con la finalidad de lograr objetivos económicos, principalmente, y luego otros de tipo político y social. El trabajo consciente y, por tanto, deliberado para lograr estos objetivos es de suma importancia en la actualidad. Los intentos conscientes de parte de diferentes instituciones públicas, que son las llamadas a realizar la promoción de la Marca Carnaval, para dar forma específica a la identidad de un acontecimiento particular y promocionarlo en diferentes mercados internos o externos no es una idea reciente, la diferencia radica en la forma actual que es deliberada y en la forma cómo se realizará tal promoción.
Las marcas son promesas en las cuales creen los consumidores. Hasta el momento no tenemos una idea clara de qué es lo que promete el Carnaval de Oruro y no existe, por tanto, un compromiso real de la sociedad en general acerca de lo que estamos ofreciendo y si esta es una simple oferta o es una promesa. Sin embargo, si nos arriesgamos y comprometemos en el desarrollo de la marca, deberemos tener en cuenta lo siguiente:
- Si establecemos una marca mediante la construcción de una promesa-producto único en su clase acerca de lo que ofrecemos, lo que representa y que brinda beneficios únicos y con significado concreto.
- Si construimos la marca mediante la vivencia diaria de su promesa cada sencillo día y cada momento en que la gente toma contacto con la promesa de la Marca Carnaval, su mensaje y el evento que representa. No significa diferencia alguna si el contacto proviene de la publicidad, los anuncios, la noticia de boca en boca, las redes sociales o cualquier otra alternativa de comunicación.
- Si fortalecemos la marca mediante el refuerzo constante de la promesa como marca. Si los encuentros con la marca son inconsistentes o no están en línea con lo que la gente esperaba recibir o si se rompe la promesa, se corre el riesgo de que la marca, la reputación y el mismo evento caigan en la apreciación y la confianza del consumidor.
La construcción de una marca requiere atención, pasión, persistencia y diligencia, además de esfuerzo y dinero. La recompensa, que generalmente es grande, es que las marcas fuertes construyen negocios de bastante reputación y grandes ganancias para sus propietarios.
La Marca Carnaval deberá crear confianza en los consumidores y una fidelidad hasta emocional. Como resultado, fomentará las relaciones entre los consumidores y los propietarios del evento que resulta ser toda la ciudad de Oruro y sus instituciones, al margen de la localización donde se realiza el evento, superando la oferta de otros lugares con productos parecidos hasta vencer, incluso, la escasa periodicidad con que se efectúa debido a la confianza de que cuando ocurra (cada año) cumpla su promesa de calidad y espectacularidad.
La Marca Carnaval no sólo debería generar confianza y ser conocida, sino que debería ser principalmente amada, por lo que cualquier intento por comercializarla se deberá dirigir al corazón antes que al razonamiento.
La mayoría de las personas piensan que el logo es la marca o representa la marca, pero, de hecho, el logo es sólo una representación de la marca. La marca no es cómo se vea el Carnaval o qué es lo que diga o qué es lo que venda. La marca es aquello que la gente cree que representa emocionalmente. La marca deberá vivir en la mente de los consumidores de modo que el desarrollo de la marca será el proceso de desarrollo de creencias y percepciones de los consumidores y que sean precisas y se ajusten a lo que se pretende que sea el Carnaval.
Nota: El presente artículo constituye un esbozo de la propuesta inicial presentada como parte del estudio denominado "Evaluación Socioeconómica del Flujo de Visitantes al Carnaval de Oruro Gestión 2017"
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