El domingo 5 de noviembre de 2017 se desarrolló el Primer Convite rumbo al Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad de la gestión 2018, y junto a él se inició una actividad que se cumplirá domingo tras domingo hasta el último fin de semana antes de la entrada de Peregrinación (10 de febrero), el denominado Calvario que se instala en toda la Plaza del Folklore y adyacentes, una expresión viva de nuestras costumbres y tradiciones.
Esta actividad que reúne a la sociedad orureña sin importar las clases sociales, se mantendrá todos los fines de semana como una tradición para quienes optan por apostar a la "suerte sin blanca" en los dulces, peluches, o miniaturas, sin dejar de lado los juegos de azar y la tradicional lota, actividad a la que incluso asisten señoras y "aprovechan" toda la tarde para esperar "un golpe de suerte".
No existe una data exacta de los inicios de la actividad del Calvario, siendo que para muchos se realizaba desde la Colonia, donde los feligreses cumplían con esta actividad en cada fiesta patronal, pero el Calvario como tal se efectuaría desde que los mineros comenzaron con sus fiestas devocionales a la Virgen del Socavón.
Se debe tomar en cuenta que el Calvario era una distracción de las personas que pertenecían a la clase media baja, al ser una de las pocas actividades desarrolladas los domingos en la ciudad de Oruro, puesto que el fin de año hasta el fútbol paralizaba sus actividades y las personas no tenían dónde ir a pasar un buen momento de esparcimiento.
Familias íntegras jugaban y todavía juegan en los sorteos de la tómbola, fabricada en un bidón y fichas de números hechos a mano; o la suerte sin blanca, donde los niños eran los más ansiosos de ganarse el premio más grande, pero siempre llegaban a la casa con la alcancía más pequeña, eso no importaba, porque la diversión no tiene límite, el apostar contra la suerte de uno siempre llena de adrenalina, principalmente a los más pequeños del hogar.
Actualmente, si bien no todos son parte de esta actividad, se puede decir que todas las clases sociales conocen el Calvario de Oruro, porque ya es parte de las tradiciones de esta Capital del Folklore de Bolivia.
No simplemente es un referente de la manifestación de los artesanos orureños, con las estatuillas, miniaturas, muñequería, y las peculiares tortas, sino que se observa otros espacios como el de la gastronomía, con platos tradicionales como el chorizo, el pollo a la canasta, el delicioso anticucho y el infaltable api.
Pero esto no se queda ahí, pues también hay juegos que se dispersan en otro sector del Calvario, donde las personas se distraen participando en la lota, la puntería con armas de juguetes y otros juegos.
Desde que se iniciaron los trabajos del proyecto Teleférico Turístico Virgen del Socavón a finales de 2015, los artesanos se mostraron preocupados por el perjuicio que significaría la construcción de esta obra, pero pese a ser escuchados a medias por las autoridades, ellos continuaron y sienten que es una necesidad seguir con una tradición que se tiene por varias décadas de manera ininterrumpida.
Si bien existen muchas discrepancias del denominativo de este lugar, principalmente del porqué del nombre, las personas saben que decir Calvario en Oruro es sinónimo de una enorme feria artesanal, donde poco a poco se rescatan las costumbres de otrora.
Pese a algunas tergiversaciones en las actividades que antes se desarrollaban, actualmente se entiende que los domingos de Calvario, que se mantiene desde el Primer Convite hasta el Carnaval de Oruro, se enraizó como una costumbre imborrable de la memoria del orureño.
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